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4 rebanadas de pan de semillas, o cualquier otro de buena calidad.

Media calabaza cacahuete pequeña

Aceite de oliva virgen extra

Sal y pimienta

Piñones

Un puñado de rúcula limpia y seca

Queso feta

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Colocar la calabaza sin pelar en la llanda del horno, sobre papel de hornear, salpimentar y asar durante unos 30 minutos. Una vez que la calabaza esté asada será muy fácil desprender su piel y cortarla en trozos.

Poner a calentar una sartén con dos cucharadas de aceite de oliva. Saltear la calabaza a fuego suevo e ir desmenuzando con ayuda de una cuchara de madera hasta que quede con una textura fácil de untar en el pan. Probar y ajustar de sal y pimienta si es necesario.

Tostar los piñones en una sartén antiadherente sin aceite a fuego lento y controlando que no se quemen.

Desmenuzar el queso feta con las manos y tostar el pan.

Montar la tosta: untar la calabaza en el pan, poner hojas de rúcula, queso feta y piñones tostados al gusto. Terminar con un chorrito de aceite de oliva virgen y un toque de pimienta negra recién molida